Adaptarse, primeras dificultades del paciente ostomizado
En un artículo anterior nos referimos a la ostomía, una cirugía que consiste en la creación de un orificio en la pared abdominal para dar salida a los desechos naturales del cuerpo humano. Con una bolsa adherida al cuerpo, el paciente recolectará los residuos naturales del cuerpo, de forma temporal o definitiva.
En la fase previa a la cirugía, el paciente se enfrenta a varios factores estresantes, desde el diagnóstico de la enfermedad, el adiestramiento para el autocuidado de lo que será su estoma y la propia formación del estoma. Desafortunadamente en México la realidad de muchos pacientes es desconocimiento, a lo que se enfrentarán al término de la cirugía.
Todo esto, lógicamente tiene un impacto muy fuerte en la calidad de vida del paciente y se convierte en un proceso difícil para adaptarse a portar una bolsa recolectora pegada al cuerpo, a los nuevos cuidados higiénicos y a la falta de conocimiento o empatía de una sociedad muy ajena a este tipo de situaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la calidad de vida como la manera en la que el individuo percibe el lugar que ocupa en su entorno cultural y en el sistema de valores en que vive, así como en relación con sus objetivos, expectativas, criterios y preocupaciones; todo esto, en función de su salud física, su grado de independencia, su estado psicológico y relaciones sociales, entre otros factores.
Una persona ostomizada sufre un importante cambio corporal que le hace sentirse diferente al resto de las personas. Dependiendo de la situación específica de cada paciente, los problemas que surgen tras la intervención, pueden variar.
El temor a sufrir alguna fuga, situaciones embarazosas, dolor; los cambios en la alimentación, el consumo de medicamentos, la insatisfacción con su apariencia, el trabajo, los viajes, la vida sexual, son muy frecuentes entre pacientes ostomizados; sin embargo, el proceso de adaptación puede ser más rápido si desde un principio cuentan con la información necesaria sobre los cambios que habrá que experimentar.
Hace poco leía la experiencia de Araceli Fernández, una española a quien se le vino el mundo encima cuando a los 77 años de edad, le dijeron que tendría que llevar para siempre, una bolsa adherida a su abdomen para orinar.
Le hubiera gustado que alguien con una experiencia similar hablara con ella. Confiesa que sintió mucho miedo pero hoy, su realidad es tan distinta que ayuda a la enfermera estomaterapeuta explicando a los pacientes cómo se usa la bolsa, cómo se cambia y cómo se empaqueta. Los pacientes, sienten una gran tranquilidad cuando ella les muestra que también es una paciente ostomizada y les platica que su vida es completamente normal y que hasta le ha agarrado cariño a la bolsa.
La imagen de Araceli, hoy de 79 años, forma parte de una exposición itinerante titulada "Héroes y heroínas", inaugurada en España con motivo del Día Mundial del Paciente Ostomizado 2019.
Adaptarse y aceptar el nuevo estilo de vida, dependerá de la fortaleza mental de cada paciente.
A los seres queridos les corresponde tratar al paciente con normalidad y recordarle que la cirugía en sí misma, ha sido la mejor opción para mejorar su y en muchos casos, para volver a vivir.